Taxonomía
Para comenzar a hablar de los escorpiones debemos partir desde el inicio de su clasificación. Ellos forman parte del filo de los artrópodos (Arthropoda), donde se agrupan a los invertebrados equipados de un esqueleto externo y apéndices articulados.
Debido a la numerosa diversidad de artrópodos existentes, estos se dividieron en cinco subfilos, del cual se desprende el denominado Chelicerata, en el cual se congregaron a los artrópodos cuyos cuerpos están cubiertos de una cutícula a base de proteínas y que se dividen en dos segmentos: cefalotórax y abdomen.
Dentro de los quelicerados, como se les conoce a los miembros del subfilo Chelicerata, se reconocen tres clases, siendo una de ellas la tan popular y muy conocida Arachnida.
Los escorpiones se han considerado los arácnidos más primitivos que se conocen.
La entrada de las arañas de mar o picnogónidos (Pycnogonida) al grupo de los quelicerados, ha causado desacuerdos dentro de la comunidad científica, quienes también han cuestionado la posición de los escorpiones dentro de su clasificación taxonómica. Cualquier cambio conllevaría a una nueva reestructura familiar y una actualización de toda la documentación que se tiene hasta la fecha, pues por muchos años los escorpiones se han considerado los arácnidos más primitivos que se conocen.
La clase de los arácnidos está integrada por más de 100,000 especies que incluyen aparte de los escorpiones, a las arañas, garrapatas y otros tipos de pequeñas criaturas no muy apreciadas por los humanos.
Los arácnidos están subdivididos en 14 órdenes, donde se incluyen grupos extintos y vigentes, siendo el orden Scorpiones uno de los 11 que sobreviven hasta el día de hoy. Posteriormente, de los escorpiones surgen nuevos subórdenes, superfamilias, familias, géneros y especies que dan como resultado las 2,000 especies que aproximadamente se estiman en el mundo.
Evolución
Varios restos fósiles se han estudiado desde su conservación en ámbar (piedra de resina vegetal fosilizada), así como en depósitos estuarinos y marinos, y con ello se han logrado estructurar relaciones familiares entre miembros de su mismo orden y esclarecer incógnitas relacionadas a su proceso evolutivo.
Según los análisis científicos, los quelicerados evolucionaron a partir de organismos marinos que poblaron la Tierra hace aprox. 445 millones de años. Se ha encontrado rastros de poco más de 100 restos fósiles de escorpiones, algunos de ellos tan antiguos que datan de hace 430 millones de años, lo que comprende parte del período Silúrico, era donde también aparecieron los primeros peces cartilaginosos, ancestros de los tiburones.
La clase de los arácnidos está integrada por más de 100,000 especies.
A los alacranes se les relaciona con los euriptéridos, criaturas marinas ya extintas conocidas como escorpiones marinos que vivieron hace millones de años dentro de la era paleozoica y se diversificaron en más de 240 especies. En apariencia tienen cualidades muy similares y algunos euriptéridos lograron adaptarse a la vida terrestre, pero numerosos grupos de investigadores aseguran que no están estrechamente emparentados con los escorpiones más modernos.
Teorías alternas sugieren que existió un ancestro clave que separó a los escorpiones de otros arácnidos y los definió con características únicas, como por ejemplo, en el plano reproductivo, donde todos los escorpiones son vivíparos mientras las arañas y otros arácnidos llevan a cabo este proceso mediante la formación de huevos o cuerpos esféricos de seda. Tal variación debió ser originada por un importante ancestro que se mantiene en misterio.
Mientras las investigaciones continúan para esclarecer dudas, apreciemos la existencia de los alacranes o escorpiones que tenemos hoy presentes y observémoslos no como animales temibles y desagradables, sino como seres provenientes de ancestros prehistóricos con mucha historia evolutiva por conocer.